Ser perfeccionista puede ayudarnos a alcanzar metas, pero también puede volverse en nuestra contra si lo llevamos al extremo.
Es importante encontrar el equilibrio y aprender a aceptar la imperfección.
No siempre es necesario que nuestro trabajo esté perfecto, perfecto, perfecto.
A veces, estar simplemente bien es suficiente.
Reconocer esto nos ayuda a ser más flexibles, productivos y enfocarnos a lo realmente importante.
Curiosamente, El colmo del perfeccionista es intentar fallar de manera perfecta Share on X.
Incluso cuando se esfuerzan por evitar errores, pueden sentirse frustrados si no logran fallar de manera impecable.
¡Una paradoja interesante, ¿verdad?
Para convertirse en una Dirección Destacada dentro de la empresa es fundamental lograr metas y objetivos haciendo que el trabajo propio y el del equipo sea profesional y excelente, pero sin morir en el intento.
De lo contrario, ese comportamiento del líder podría tener un efecto boomerang generando estrés, el cansancio y la baja motivación del equipo.
¿Qué podemos hacer desde hoy para ser menos perfeccionistas?
¡Erradiquemos el perfeccionismo!
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