Ayer terminaba un proceso de empoderamiento con una profesional de RRHH y a modo de cierre me comentaba la importancia de dedicar tiempo a pararse a pensar en uno mismo.
El caso es que, a esta profesional las vivencias laborales de los últimos años le habían pasado factura.
Había perdido la confianza en ella misma, no tenía ilusión de ir trabajo, ya no era proactiva y había perdido la alegría.
Tenía miedo a descubrir cosas que no le gustaran de ella e incluso se definía como muy introvertida para hablar de ella misma.
Cuando me contó lo que pasaba trabajamos juntas desde tres vertientes, lo personal, lo profesional y las relaciones difíciles en su trabajo.
Estas fueron algunas de sus expresiones.
Ella. “He dejado atrás mis primeras sensaciones. He aplicado todo lo aprendido y he conseguido cambiar.
El compromiso conmigo misma, ser consciente de ello, conocernos y ver que cuando te paras a analizar dices: “ups” yo también soy esto y lo otro, me ha llevado ahora a estar contenta conmigo misma por aceptar y reconocer que no estás bien y meterme con ello, en lugar de echar la culpa a otros en vez de verte a ti”.
¿Qué va a hacer si vuelve a situación de partida?
Ella. “Pararme a analizar. Fijar este momento y reafirmarme en mi misma. Reconducir el GPS y volver a mi bandera: Ser feliz porque ahora tengo las herramientas para hacerlo”
Las reflexiones personales de fin de año.
Se que, en breve, una parte importante de esta red va a comenzar a plantearse, qué demonios ha hecho con su vida este año y se planteará propósitos para principios de año que, para final de febrero, se habrán desvanecido.
De nada sirven las reflexiones de final de año si no tenemos herramientas que nos ayuden a integrar el autoconocimiento para abordar cualquier desarrollo personal y profesional.
Ella. “Ahora tengo una sensación muy agradable, estoy con fuerza, confianza en mi misma, he mejorado mi comunicación, enfrento los temas de forma clara y transparente evitando el miedo al qué dirán, natural, empoderada, con energía, con iniciativa y con ganas de hacer a nivel personal y profesional.
He mejorado el tema de los límites y detecto líneas rojas. Priorizo, decido, aplico los límites y me siento muy bien.
Hasta mi madre y mis amigas me dicen el cambio tan grande que he dado”.
No he cambiado ni una palabra.
Escucharla hablar todo seguido, sonriente, segura, sin decir una palabra me llenó de gratitud.
¿Te imaginas oír esto de ti mismo o de ti misma?
No es sólo de pararse pensar en uno mismo, es cuestión de herramientas.
Proyectar una carrera profesional no es lo mismo hacerlo con herramientas que sin ellas.
Te invito a ver ruta profesional o empléate con sentido.
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